sábado, 4 de agosto de 2012

Aventuras en el Bosque

En clase de Sonora nos pidieron que, basándonos en unos dibujos que habíamos hecho, creáramos un cuento loco pero con sentido. Mis amigas (Clementina y Federica) y yo escribimos esta historia, y pensé que les podía gustar.


Aventuras en el Bosque:


Clotilde y Carmelita eran las hijas de un relojero. Clotilde era una chica alocada, nada le importaba. Ella era medio hippie. En cambio, su hermana Carmelita era muy elegante y se preocupaba mucho por su aspecto, era una chica muy fina. 


Era un día muy caluroso, de mucho sol. Las chicas decidieron ir a jugar a un bosque cercano. Ese lugar estaba lleno de árboles frutales, y Clotilde se re copó con un naranjo. Se trepó y fue saltando de árbol en árbol. Carmelita la seguía por tierra mirándose las uñas. Estaban tan distraídas que no se dieron cuenta de que se habían perdido. 


Anduvieron durante horas (o eso les pareció) hasta que llegaron a un río. En él, había una rana encima de una hoja de nenúfar. Lo que más le sorprendió a las hermanas, es que estaba cantando “What makes you beautiful”, y las chicas quedaron boquiabiertas. Como les gustaba la canción, se pusieron a bailar encima de una piedra. 

Al rato se les unieron unos escarabajos que marcaban el ritmo de la música con sus alas. Este extraño grupo estuvo rato cantando, y siguieron luego de que la Luna apareciera. La rana tuvo que parar su ópera porque Clotilde estaba jadeando y a Carmelita le subía y bajaba el pecho muy rápido. 

Entonces apareció un pájaro dorado, y le dio a Carmelita una bombilla de luz que brillaba como un sol chiquito. En cuanto la niña la hubo agarrado, empezó a tirar de ella, y la llevó a un carro destartalado. Sus amigos fueron corriendo tras ella, y cuando llegaron encontraron una pluma dorada. La rana les dijo que rompieran la bombilla, y de ella salió una espada: la del Rey Arturo. Pero, ¿para qué les servía una espada? Clotilde la tomó en sus manos... y la tiró entre los arbustos. En cambio comieron unas moras naranja flúor, y se hicieron chiquititas.


Entraron dentro del carro, y el extraño grupo pagó el peaje para entrar a la ciudad miniatura: Miniaturápolis. Estaban todos felices comiendo Stroganoff de perdiz, digo, de lombriz... digo, me maíz, cuando una nave espacial apareció y se llevó al Pájaro Dorado. Carmelita se puso a llorar: ya no podría hacerse un vestido con sus plumas. Clotilde se lamentaba no haberle enseñado el rap de Nicky Minaj. Y todos los presentes estaban abatidos: no lo habían visto hacer un ataque ninja. 


Un conejo que pasaba por ahí sintió lástima por las niñas, y las llevó al borde del bosque. Ellas le dieron las gracias y fueron a la parada del ómnibus. Fueron a parar el primero que pasara, pero como eran tan chiquitas el conductor no las vio. Y las pisó. Y de Carmelita sólo quedó una uña.



Nuestra profesora terminó riéndose a más no poder, capaz que porque no lo habíamos preparado e improvisamos toda la actuación en el momento.

Y a ustedes, ¿les gustó? ¿Qué les pareció?

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